El surgimiento del movimiento obrero

La industrialización cambió radicalmente las formas de vida en Europa. Antes de que existieran las fábricas, había regiones en las que el 90% de la población vivía en el campo, y solo un 10% en la ciudad. A partir de la Revolución Industrial hubo un gigantesco movimiento migratorio hacia las zonas urbanas donde estaban ubicadas las fábricas. Además, apareció la clase obrera, integrada por los nuevos trabajadores industriales y sus familias, que generalmente eran muy numerosas.

Luego de la Revolución francesa, estos trabajadores comenzaron a tomar conciencia política, ya que eran explotados por sus patrones, y se organizaron para luchar por sus derechos. Sus objetivos eran muchos y variados. Entre los más importantes, aparecen los siguientes:

• Reducción de la jornada laboral a diez horas, ya que muchas veces duraba catorce o dieciséis horas, en especial la de las mujeres y los niños.

• Incremento de los salarios.

• Obtención del sufragio general, secreto e idéntico para todos los hombres. Es necesario recordar que, a comienzos del siglo XIX, no se había implementado la democracia en ningún país, y que recién en la segunda mitad de ese siglo se iniciarían algunas democracias no demasiado democráticas, como se verá más adelante.

• Acceso a cargos políticos para participar en los congresos, representando a la clase obrera.

En un primer momento, el movimiento obrero se desarrolló en Francia, Inglaterra y Alemania, aunque en poco tiempo se expandió a toda Europa, e inclusive a América. En muchos casos, el movimiento obrero era liderado por una vanguardia que se encargaba de guiarlo en cuanto a las teorías a seguir y los hechos concretos en los que participar. En medio de este clima de participación de la clase obrera nacieron las revoluciones de 1848.

"La noche", obra de Max Beckmann de 1919 que representa las condiciones de vida en un cuarto habitado por familias obreras.