La cuestión social en Buenos Aires
a fines del siglo XIX

La presencia de los inmigrantes y el hacinamiento en que vivían, los planteos de los trabajadores más pobres y de las corrientes del movimiento obrero por obtener mejores salarios y condiciones de trabajo, el trabajo infantil, la prostitución y los altos índices de mortalidad por enfermedades como la tuberculosis, eran algunos de los problemas sociales que más preocupaban a distintos sectores de la sociedad de la ciudad de Buenos Aires hacia fines del siglo XIX y principios del XX. La visibilidad de estos problemas iba en aumento a medida que aumentaba la conflictividad social. En efecto, las huelgas y las acciones de los sectores obreros generaban mayor preocupación entre los sectores medios y altos urbanos, que solían reclamar a los gobernantes medidas más eficaces para controlar los conflictos: la represión de las protestas, el cierre de periódicos, la expulsión del país de los inmigrantes con “ideas extrañas a la sociedad argentina”. Por otra parte, las posibilidades de contagio de enfermedades alertaban a la población sobre la necesidad de ampliar las medidas de protección, de saneamiento urbano, de aislamiento de los “peligrosos”.

¿Cómo eran percibidos estos reclamos y preocupaciones en el Gobierno? ¿Qué pensaban quienes ejercían los altos cargos públicos, responsables de dar respuesta a los problemas sociales? ¿Cuál era el camino para intervenir: la represión de quienes llevaban adelante las protestas o los cambios legislativos que contemplaran las necesidades de las personas más pobres? ¿Cómo dar respuesta a estas necesidades sin generar la oposición en los sectores favorecidos por el statu quo?

Existen diferentes explicaciones entre los historiadores sobre cómo ingresó el tema de la cuestión social en la agenda pública y cuáles fueron las respuestas desde las autoridades. Leé, a continuación, algunas de ellas.

Fuente 1

(…) la transformación institucional ocurrida en el país desde fines del siglo pasado obedeció más a los oficios de una “intelligentsia administrativa” liberal y progresista que a las reacciones de una aristocracia sitiada que buscaba proteger sus intereses. La consolidación del Estado nacional a partir de 1880 significó también una creciente profesionalización de las funciones públicas y –hacia el cambio de siglo– la creciente participación de “los expertos” en la elaboración de determinadas políticas (...) Abogados, médicos e ingenieros, frecuentemente catedráticos universitarios, que habían comenzado sus carreras políticas o ingresado en la administración pública como una culminación de exitosas carreras profesionales, fueron quienes enfrentaron la cuestión social, atraídos por la noción de una regulación científica de los conflictos sociales e inspirados por las vertientes reformistas y progresistas del fin de siglo, más que por la mezcla de represión y paternalismo que se atribuía a las aristocracias europeas en esta materia.

Eduardo Zimmermann, Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina
1890–1916
, Buenos Aires, Sudamericana/Universidad de San Andrés, 1995.


Fuente 2

(…) en el análisis del tema, debe ocupar un lugar central el rol desempeñado por las corrientes ideológicas representativas de los trabajadores en la puesta en locución de la cuestión social, así como también son en parte responsables del lento viraje que los intelectuales y profesionales y los grupos gobernantes comenzaron a llevar adelante (…) cuando los sectores reformistas comenzaron, tardíamente, a pensar y a involucrar al Estado en la cuestión social, el sesgo dominante de la primera intervención gubernamental fue coercitivo. Las primeras medidas aplicadas por el Estado fueron defensivas-represivas (Estado de Sitio y Ley de Residencia en 1902, Ley de Defensa Civil en 1910) (…), un acto reflejo de los grupos gobernantes como consecuencia del fuerte impacto causado por el movimiento huelguístico de 1901–1902.

Juan Suriano (compilador), La cuestión social en la Argentina 1870–1943,
Buenos Aires, La Colmena, 2000.


Fuente 3

(…) la cuestión social fue el medio que facilitó la intervención de diferentes profe- siones en la búsqueda de soluciones, así como promovió el debate de ideas entre quienes buscaban promoverlas. Las preocupaciones por las “plagas sociales” (alcoholismo, tuberculosis, enfermedades venéreas), que se asociaban a las malas condiciones de vida y de trabajo, impulsaron los planteamientos de una mayor intervención estatal, del desarrollo de programas asistenciales y de previsión. Los reformadores sociales fueron vistos –en algunos estudios– como un bloque homogéneo, soslayando los matices y las relaciones complejas y contradictorias existentes en su seno. Aunque es cierto que existe un sustrato común que consti- tuye el fondo de las preocupaciones, los matices son atractivos para analizar las diferencias entre las ideas y las prácticas de los mismos miembros de la elite insti- tucionalmente vinculada al poder, como aquellas que las separan de las propuestas de médicos socialistas como Augusto Bunge y Ángel Giménez, de católicos como Juan Cafferatta o de las propuestas higiéniconaturistas de algunos anarquistas.

Mirta Zaida Lobato, “Política médicos y enfermedades”, Lecturas de historia de la salud en la Argentina, Buenos Aires, Biblos / Universidad Nacional de Mar del Plata, 1996.

1. ¿Qué respuesta propone cada uno de los historiadores sobre cómo se constituyó la idea de “cuestión social” y cómo ingresó en la agenda pública? ¿Qué aspectos comunes encontrás y en qué puntos hay diferencias?

2. Si tuvieses que profundizar en el análisis de este tema, ¿qué preguntas te formularías? Elaborá un listado de interrogantes.

3. A partir de las preguntas y las lecturas, elaborá una breve reflexión sobre la cuestión social a principios del siglo XX en la Argentina.

Si necesitás entregar esta actividad como tarea, sacá una captura de pantalla y enviásela a tu docente.

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