El Che Guevara

1. Te proponemos leer fragmentos de estas cartas escritas, la primera, por Ernesto Guevara, y la segunda, por Julio Cortázar. Luego, te recomendamos ver la película "Diarios de motocicleta" (Walter Salles, 2004).

Desde ese puerto (Antofagasta, Chile) fuimos hasta uno de los yacimientos de cobre más grandes del mundo, Chuquicamata; y realmente nos impresionó el rigor de la vida del obrero y su falta de defensa contra las contingencias de un trabajo peligroso como es ese. La grandeza de la planta minera está basada sobre los 10 mil cadáveres que contiene el cementerio más los miles que habrán muerto víctimas de neumoconiosis y sus enfermedades agregadas.

Cuando le pregunté a un empleado de la compañía cuánto se pagaba por accidentes que costaran la vida al obrero, su respuesta fue un encogimiento de hombros, cuyo significado exacto no pudimos precisar porque nadie conoce exactamente las leyes obreras y su aplicación, pero me imagino que no quería decir nada bueno para la familia del trabajador en esas condiciones. La policía chilena poco tiene que hacer por iniciativa propia ya que recibe directamente órdenes de los jerarcas de la compañía que fueron los encargados de autorizar nuestra entrada al pueblo, no digamos al terreno de la mina, y en general la prensa chilena presenta el panorama minero con un desconocimiento de la realidad y una falsía que invitan realmente a reflexionar. La persecución es encarnizada e indiscriminada; tuvimos oportunidad de conversar con algunos obreros, de la más baja condición intelectual, gente que no podía ser peligrosa en ningún momento y que sin embargo deambulaba de un lado para otro sin poder conseguir trabajo porque tiene el estigma de haber pertenecido a un movimiento huelguístico declarado ilegal y sofocado por el gobierno. Las minas de salitre, sin llegar al extremo de Chuquicamata, presentan un parecido aspecto de sumisión hacia el gran capital que vuelve odiosa todas las gigantescas obras construidas en los desiertos de la región.

Carta de Ernesto Che Guevara a Tita Infante, Lima, 1952. En Adys Cupull y Froilán González,Cálida presencia. La amistad del Che y Tita Infante a través de sus cartas, Montevideo, Oriente, 1997.



Roberto, Adelaida, mis muy queridos:

Anoche volví a París desde Argel. Sólo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que el silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié ese texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tú sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él.

Julio Cortázar, Cartas 1964-1968, Tomo 2, Buenos Aires, Alfaguara - Biblioteca Cortázar, 2000.

"Diarios de motocicleta" es una película basada en los libros “Notas de viaje” de Ernesto Che Guevara y “Con el Che por Sudamérica” de Alberto Granado.

2.¿Cuál fue el objetivo de la lucha del Che Guevara? ¿Cuáles fueron las experiencias de vida que lo llevaron a proponerse dicho objetivo?

3. ¿Cuál es la posición de Julio Cortázar frente a la muerte de Guevara? ¿Qué es lo que destaca de su vida?

4. ¿Creen que la figura del Che Guevara tiene alguna influencia en la sociedad argentina actual?

Si necesitás entregar esta actividad como tarea, sacá una captura de pantalla y enviásela a tu docente.

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