Los textos argumentativos

Una vez más, y siempre, el libro

(…) Hay dos tipos de libros: los que sirven para consultar y los que sirven para leer. Los primeros (el prototipo es la guía telefónica, pero se extiende a los diccionarios y a las enciclopedias) ocupan demasiado lugar en la casa, son difíciles de manejar y costosos. Ellos podrán ser sustituidos por discos multimediales, así habrá más espacio en la casa y en las bibliotecas para los libros que sirven para leer.

Los libros para leer no podrán ser sustituidos por ningún artefacto electrónico. Están hechos para ser tomados en la mano, llevarlos a la cama, o en barco, aun allí donde no hay pilas eléctricas, incluso donde y cuando cualquier batería está descargada; pueden ser subrayados, soportan marcas, señalalibros, pueden dejarse caer en el piso o abandonarlos abiertos sobre el pecho o sobre las rodillas cuando nos sorprende el sueño;(…) se leen poniendo la cabeza como queremos nosotros, sin imponernos una lectura fija y tensa de la pantalla de una computadora, muy amigable en todo excepto para las cervicales.

(…) Un libro para leer pertenece a esos milagros de una tecnología eterna de la cual forman parte la rueda, el cuchillo, la cuchara, el martillo, la cacerola, la bicicleta.(…) Hay máquinas que sustituyen al martillo, pero para algunas cosas habrá que recurrir a algo que asemeje al primer martillo aparecido sobre la faz de la Tierra. Podrán inventar un sistema de cambios sofisticadísimo, pero la bicicleta sigue siendo lo que es: dos ruedas, un asiento y dos pedales. De otro modo se llama motoneta y es otra cosa.

La humanidad ha ido adelante por siglos leyendo y escribiendo primero sobre piedras, luego sobre tablitas, más tarde sobre rótulos, pero era un trabajo ímprobo. Cuando descubrió que se podían enlazar entre sí unas hojas, aun siendo manuscritas, dio un suspiro de alivio. Y no podrá nunca renunciar a este instrumento maravilloso. (…)

Umberto Eco, “Una vez más y siempre el libro”, en La Nación, 28 de mayo de 1995. (Fragmento).

1. ¿Estás de acuerdo o no con la hipótesis de Eco? Escribí lo que pensás y justificá tu postura personal con argumentos propios.

2. Buscá en el artículo si Eco usa alguno de estos recursos de la argumentación: ejemplificación, comparación, cita de autoridad, acumulación, concesión. En el caso de encontrarlos, anotá la cita correspondiente.

3. Redactá una reseña del artículo leído.

Si necesitás entregar esta actividad como tarea, sacá una captura de pantalla y enviásela a tu docente.

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